lunes, 21 de abril de 2014

Capitulo 15

Capitulo 15
Cierro los ojos tan fuerte como puedo al sentir el dolor tan agudo que recorre mi cuerpo al escuchar su nombre. Peeta. Pero aun cuando sienta el dolor recorriéndome, es aun mayor el sentimiento de un gran vacío en mi interior. El no tener la menor idea de lo que ha pasado.
Que todos te digan acerca de tu vida, pero que tu propia mente te contradiga. El saber que no es verdad lo que tú crees, pero tampoco creer lo que los demás te dicen. Las lágrimas recorren mis mejillas al pensar que la traidora en este lugar soy yo.
-Tranquila, nada de esto es tu culpa
Le dedico una pequeña sonrisa a mi hermana pero la tristeza no desaparece de su rostro. Hoy hablare con Peeta de una vez, aunque la verdad lo único que quiero es librarme de los malditos científicos de una vez, no he visto la luz del sol en meses. Y según el espejo, mi piel ha tomado el color tan claro como la nieve.
-Está aquí. ¿Estás segura de querer hacer esto?
Asiento levemente. La puerta se abre un poco y una cara se desliza por el borde. El dolor amenaza con volver, pero lo obligo a retroceder.
-Hola- dice el.
-Hola, Primm de verdad me gustaría hablar a solas con….
El nombre no logra salir de mi boca, así que trato de evitar su mirada y noto la tristeza en su mirada.
-Lo siento
-Está bien, todo esto debe ser muy extraño para ti,
-Lo es
Cada palabra que sale de mi boca es un gran reto
-Te he llamado… bueno pues la razón es que no logro recordar mucho de… bueno tu sabes a que me refiero.
-Así que quieres que te recuerde.
-Si
-Supongo que comenzare desde nuestros primeros juegos.
El relata la historia, hasta que el Capitolio me tomo presa. Pero después de un largo silencio suelta un largo suspiro.
-La verdad es que he estado enamorado de ti, desde hace mucho tiempo.
Me quedo estupefacta. Muchas imágenes aparecen en mi cabeza como flashes, un gran dolor comienza en mi cabeza y después se extiende a todo mi cuerpo, comienzo a gritar y a retorcerme en mi cama. Siento manos que me sujetan, y cuando abro los ojos estoy rodeada de mutos.
-¡Suéltenme! ¡Alguien ayúdeme! ¡Gale, los mutos me atacan!
Después de mucho gritar me arde la garganta, pero eso no evita que siga llamándolo.
Cuando estoy a punto de ser vencida por las garras de todos aquellos horribles mutos. Los ojos comienzan a cerrarse, pero antes de designarme hecho una ojeada a la puerta. Y al fin lo veo.
-¡Ayúdame!
-Katniss tranquila.
Dos palabra se desliza por mi boca, sin si quiera pasar por los filtros de la sensatez de mi cabeza, cuando menos me doy cuenta ya lo he pronunciado.
-¡Peeta, ayúdame!
Mis parpados comienzan a cerrarse y ya no logro enfocar mi vista. Todo es oscuridad otra vez.

*       

Me despierto con dos manos que rodean mi cuello, mi respiración comienza a cortarse y siento como mis fuerzas se desvanecen, cuando estoy resignada a morir  mis pies sueltan unas pocas patadas y noto que he tumbado a quien estaba encima de mí. Tomo aire como si hubiera estado debajo del agua e inmediatamente grito
-¡Ayuda!
Recuerdo que me han dejado un pequeño control con el cual pedir atención, ya que no hay nadie más en este piso por seguridad. Inmediatamente lo busco, y encuentro un pequeño destello de luz en el piso, me arrojo al piso pero antes de que estire la mano para alcanzarlo, noto sus mano sobre mis tobillos, me jala lanzo una patada pero no me suelta, volteo para ver la cara de mi fallado asesino, pero lleva una máscara. Se queda inmóvil mirándome a los ojos y noto la frialdad en su mirada, antes de que reaccione le doy una patada, me arrastro por el piso y presiono el botón, el asesino lo nota y sale corriendo por la puerta.
Me quedo tirada en el piso, un dolor agudo se encuentra en mi abdomen, situó mis manos en el lugar donde se encuentro y noto que hay sangre, el aire comienza a faltar en mis pulmones y comienzo a dar respiraciones entrecortadas. Noto como las luces se encienden y una manos comienzan a revisarme.

 Supongo que me he quedado dormida porque despierto en mi cama, solo que esta vez hay alguien junto a mi cama.
Gale.
-Hola Catnip
-Hola
-De verdad lamento esto
-Sí, ¿Quién lo hizo?
-En realidad no lo sé, pero hay que comenzar a trabajar.
-¿Para qué?

-Debemos encontrar al culpable de esto.

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